jueves, 26 de mayo de 2011

Editorial


El olvido de nuestra identidad

-El indio…, el chino…, el negrito, ¿y esa pareja que van a la cola?, ¿quiénes son los más pequeños?     Reconozco que la figura de los gigantillos puede ser desconocida para los niños que el día del Curpillos, se acercan hasta la plaza mayor para disfrutar del contoneo de estas figuras centenarias, de cartón piedra. También es verdad que desfilar al lado de reyes y caballeros, y para mayor de sus desgracias, ser los más pequeños del todo el grupo, no ayuda a captar la atención de los más pequeños, que prefieren acercarse a sus compañeros multiculturales. El problema viene, cuando el padre, en teoría mucho más sabio y documentado, no sabe que contestar a su hijo, porque desconoce quiénes es esa  pareja rechoncha y risueña.
El ejemplo de este hombre, no es una excepción. Muchos vecinos de nuestra ciudad, no sabrían identificar y reconocer a este par de simpáticas figuras de sonrisa inmutable. Desconocen por completo que estos personajes de figura rolliza, representan  a una pareja de burgaleses.
Bueno, siendo más exactos  a una pareja de serranos, de la sierra de Burgos, no confundir el término,  e identificarles como dueños de una fábrica de jamones.  Formado cada uno con la vestimenta propia de su tiempo y su comarca, el con su sombrero velludo y su vara de mandar, y ella con su falda de percal, su delantal negro, un ramillete de flores en la mano, y una distinguida verruga negra en el lado izquierdo de la papada. Vale, lo reconozco, no son el paradigma de la belleza castellana, pero son nuestros feos y los deberíamos de tener un poco mas de reconocimiento y cariño.
Es un poco triste que no valoremos y reconozcamos tan poco lo nuestro. Burgos es una ciudad un poco pequeña,  por ello,  no disponemos de muchos símbolos que nos identifiquen como burgaleses.  Aparte de la catedral, el papamoscas y las morcillas, Burgos no dispone de muchos más elementos que nos representen hacia el exterior. Tampoco, tenemos personajes reconocidos, que lleven el nombre de la ciudad, por todo el país. Haciendo un poco de memoria aparte de Sáenz de Buruaga, y el Cid, pocos más se me ocurren.
Es bueno tener un poco de curiosidad por saber algún dato de toda la riqueza de la que disponemos.  Quién es el que da nombre a esta calle de la ciudad, saber quien fue nuestro fundador, reconocer nuestros montes y ríos. Es un poco triste, que habiendo pasado miles de veces por el puente de San Pablo, no seamos capaces de reconocer alguna de las figuras con la que está constituido.  
Burgos, no será una ciudad perfecta, tiene sus fallos, vale. Puede que el invierno sea un poco frio, y que el carácter de los Burgaleses no sea  la alegría personalizada. Pero esto nos ha forjado un carácter único y especial. Tenemos que sentirnos orgullosos de lo que nos identifica, vivimos en un lugar con un encanto especial, y valorando sus signos, valoramos más la ciudad.

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